La Reserva Forestal Protectora La Linda ubicada en el corregimiento de San Daniel al oriente de Pensilvania, se extiende a lo largo de 192 hectáreas de relictos de bosque andino y agroecosistemas y es la fuente hídrica de donde se abastecen las veredas de la zona.
Cubierta por matorrales altos, fundamentales en la formación de nuevo bosque, alberga 94 tipos de aves como la perdiz colorada y el saltarín dorado, especies casi amenazadas debido a la deforestación de su hábitat.
En la reserva podemos observar también mamíferos como el zorro perruno que se alimenta de pequeños vertebrados, insectos, cangrejos y frutos. Sin embargo, la fauna que aquí habita se ha ido adaptando con el tiempo a los antiguos cultivos de pino que se encuentran en medio de esta área protegida y que ahora hacen parte del paisaje de las montañas del oriente caldense.
El Distrito de Manejo Integrado Cerro Guadalupe, es un ecosistema estratégico para la regulación del clima y el suministro de agua.
En sus 1.608 hectáreas de bosque andino y subandino se albergan cerca de 133 especies de gran importancia biológica, entre las que se destacan aves como el periquito de anteojos, la guacharaca y el carpintero de los robles, una especie muy sociable que se alimenta principalmente de bellotas de roble; mamíferos como la chucha acuática y anfibios como la ranita de cristal, la cual se puede observar en el borde de las quebradas y ríos croando en medio de la noche.
Además, sobreviven allí especies vegetales en riesgo de extinción como el roble, indispensable para brindar albergue a cientos de variedades de insectos y la guadua, un importante fijador de dióxido de carbono (CO2).
En la Perla del Oriente se encuentra la Reserva Forestal Protectora El Popal, un ecosistema de bosque altoandino que ha perdido territorio frente a la producción pecuaria.
Este bosque altoandino retiene altas cantidades de carbono, por ello es un eslabón vital en la lucha contra el cambio climático.
Allí existen especies vegetales como el roble, la palma de cera y el cedro, conformando un paisaje que se resiste a desaparecer. El uso del suelo ha generado la pérdida de la vegetación primaria en El Popal, sin embargo, la naturaleza encuentra el camino para regenerarse y hoy sigue albergando especies de mamíferos como el cusumbo, la danta y el venado de páramo; aves como el carpintero carmesí y la oropéndola o mochilero, que se abre paso en las mañanas y tardes a través de los fragmentos de bosque, exhibiendo su cola amarilla y su canto que armoniza con este ecosistema resiliente.